El continuo desarrollo de la sociedad de la información está ocasionando profundas transformaciones en diferentes contextos sociales. En el ámbito educativo, el desarrollo tecnológico supone un enorme reto para los profesores, para las escuelas, para los responsables educativos y para las administraciones públicas ya que replantea el modo de educar y de aprender.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son incuestionables en la actualidad ya que forman parte de la cultura tecnológica que nos rodea y con la que debemos convivir. Mediante estas, es posible ampliar nuestras capacidades físicas y mentales, así como, las posibilidades de desarrollo social.
Como sabemos, la incorporación de las TIC en la educación ha abierto grandes posibilidades para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, no es suficiente dotar a los centros educativos de recursos tecnológicos sino que, al mismo tiempo, es preciso un cambio metodológico y una formación del profesorado en competencia digital.
Así pues, la OCDE define la competencia digital como la capacidad y habilidad de los individuos para pensar por sí mismos y asumir la responsabilidad respecto de su aprendizaje. Además, establece que, a través de esta competencia, las nuevas formas de socialización TIC proporcionan valores y actitudes sociales y generan experiencias constructivas que les permitirán beneficiarse de oportunidades que favorecen activamente la creación de nuevos espacios de vida social.